La Canción de Navidad
en el Teatro de la Crueldad y el Teatro Dialéctico
Para concluir el año, y siguiendo con una
tradición que cumple ya 15 años, la fundación Medatia ha puesto en escena una
singular y fascinante representación de A
Christmas Carol, la Canción de Navidad de Charles Dickens. La
representación cuenta con características que van más allá de las que uno
podría esperar encontrar en una tradicional “obra para niños”: gesticulación
pura, escenarios en múltiples niveles, personajes representados por marionetas
gigantes, juego de luces, utilería de múltiples propósitos, son solo algunas de
las particularidades que distancian esta Canción de Navidad de las
representaciones tradicionales.
En esta entrada, analizaremos a fondo como las
características de la obra pueden relacionarse con el trabajo de dos grandes
filósofos de la dramaturgia moderna: Antonin Artaud y Bertolt Brecht, el Teatro
de la Crueldad y el Teatro Épico/Dialéctico. Mientras que el primero se
encargaría de la significación del lenguaje y el gesto, el subconsciente, la
pasión y la locura de cada personaje, en un intento de que sea la audiencia una
misma con la realidad representada, el último aboga por una alienación
escenario-audiencia para lograr una aproximación más intelectual a la obra,
recordándonos en todo momento que fuimos a ver justamente eso, una obra de
teatro.
1. El Teatro de la
Crueldad
“La escritura es una
porquería” diría
Artaud en El Teatro y su Doble, jamás
escondiendo su inconformidad con los métodos tradicionales de expresar emoción.
Y es que, ¿qué es el lenguaje escrito, sino sólo una faceta sin verdadera
emoción de lo que siente el ser? Artaud trata de conseguir una “noción del lenguaje que sea al mismo tiempo
gesto y pensamiento”: no basta con que el actor interprete su parlamento de
manera impecable, ni que cargue sus palabras de emoción, sino que deje al
descubierto de forma completa las emociones ocultas de su subconsciente. En el
llamado Teatro de la crueldad, fundado por Artaud, “se nos inspira a través del fiero magnetismo de sus imágenes y actúa sobre
nosotros como terapeutas espirituales cuyo toque nunca puede ser olvidado”.
La “crueldad” implica no un acto de violencia
física o emocional, sino una agitación profunda de una vida que se ha vuelto
innecesaria, floja, o carente de una fuerza que le impulse. En el teatro de la
crueldad se le da expresión a todo lo que sea “crimen, amor, guerra o locura” para cimentar dentro de la
audiencia ideas de conflicto perpetuo, un espasmo en que la vida es
constantemente lacerada.
¿Y qué vida se halla más carente de sentimiento
que la del mismo Scrooge? En un pueblo donde la alegría de la navidad es la
fuerza que anima a todas las personas a dar lo mejor de sí, ¿qué impulsa al
viejo, cuya tristeza se ha convertido en rabia y cuya rabia se ha convertido en
soledad? Es Scrooge un personaje complicado, que ha sufrido una vida que le ha
robado de los placeres y alegrías que ella misma le había dado, tomando la
decisión de cerrarse a ese mismo mundo en el que otrora habitaba. Si el teatro
para Artaud era una práctica que debía despertar en el espectador “nervios y corazón”, quizás la manera
más interesante de hacerlo sería representar a un hombre cuyo corazón ya se ha
perdido, pero que, todavía, existe.
2. El Lenguaje
Artaud invita al grito, la descarga energética
del gesto, hacer que el cuerpo entero sea todo él palabra misma. En un llanto,
en un alarido, en un grito, en todos ellos no es el actor, sino el cuerpo quien
habla. El lenguaje para Artaud implica al cuerpo y signos que no se hallan
cauterizados por la razón. Quizás una de las escenas que más se imprimen en la
memoria de los espectadores de esta versión de Canción de Navidad es la visita
del fantasma de Marley a Scrooge, la enunciación de los fantasmas que vendrán.
La escena no sólo capta lo atención como el desencadenante de la trama, sino
por la reacción de Scrooge ante la visión de su fallecido socio: un largo
alarido de horror, punzante y orgánico; un grito que hiela las venas y que deja
a la audiencia en un silencio de anticipación que podría igualarse a la
ansiedad que siente Scrooge por saber qué ha de decirle el ánima que le visita.
Otra escena en la que el grito (esta vez ligado
al llanto) se vuelve el protagonista podemos verla en la vorágine emocional que
despierta en Scrooge cuando es testigo de lo que será su propia tumba. Aquí, un
gesto (el grito) lleva a otro (el llanto), que a su vez lleva a otro (los
pataleos y retorcidas de Scrooge en su cama) en un proceso continuo de semiósis
que compenetra con los sentimientos de la audiencia: los miedos de Scrooge
atacan el pensamiento de la audiencia y le abordan, transmitiendo parte de ese
temor a los espectadores. Las desabridas carcajadas de los saqueadores del
lecho de muerte de Scrooge también entran dentro del gesto exagerado, con
representaciones caricaturescas y estilizadas de sus sentimientos de
aborrecimiento por el difunto aunados a los de satisfacción de su nueva
fortuna.
3. La relación
actor-audiencia, caracterización del personaje y escenografía
Una de las áreas en las que Artaud desarrolló
su teoría del Teatro de la Crueldad fue la de la relación entre el público y lo
representado, relación que debía ser lo más íntima posible para obtener el
carácter de expresar sentimientos profundos y subconscientes. El escenario se
ve reducido a su mínima expresión. Además, en el teatro de Artaud, la audiencia
debe experimentar una sensación de debilidad o de poder menor frente a los
actores, para lo que con frecuencia se utilizan en el teatro Artaudiano
pasarelas o pasos elevados desde los cuales los actores veían a la audiencia
desde arriba, atrapándoles. En Canción de
Navidad se utiliza un escenario a dos niveles, tal y como lo indicaba
Artaud, con un nivel inferior en el escenario mismo y un paso elevado posterior
desde lo cual los actores no sólo contemplaban a la audiencia, sino también a
la acción misma de la obra, logrando una especie de metateatro.
Artaud pide se haga énfasis en el manejo de la
luz y el sonido, siendo este último alto y penetrante, con la intención de
lograr un efecto hipnótico en la audiencia. Ejemplos del uso del sonido como
herramienta cautivante de expresión en la obra tenemos las campanadas, que
irrumpían en la narrativa para anunciarle a Scrooge que se acercaba otro
espíritu. En cuanto a la luz, Artaud se inclina hacia el uso de una combinación
de luces tanto de relleno como de foco centrado y directo sobre el personaje
que ejerce acción. En Canción de Navidad
podemos ver un ejemplo de ambas con la iluminación que acompaña las escenas
oníricas que los espíritus muestran a Scrooge, y con los intensos haces de luz
que bañaban sólo a Scrooge en los momentos pivotales para su personaje.
Para concluir con Artaud, vale decir que en el
Teatro de la Crueldad figuran frecuentemente maniquíes o títeres de gran tamaño
para contrastar con los actores. Aparte, Artaud utilizaba máscaras en ciertos
personajes, lo cual, sumado a los maniquíes, creaba actores inhumanos que eran
verdaderamente pasivos y neutrales. Las máscaras neutralizaban al personaje, le
distanciaban de la realidad del personaje principal o sobre el que recae o
ejerce acción. En la obra pudimos ver como Marley y los saqueadores usaban
máscaras, es decir, eran personajes pasivos: Marley porque, al estar muerto, ya
no es capaz, por lo menos física y directamente, de influir sobre la realidad
de Scrooge, y los sepultureros son sólo sombras de lo que podría ser, lo que no
ha sido y, si Scrooge cambia su conducta, no será.
Bertolt Brecht
A diferencia de Artaud, las ideas técnicas de
Brecht eran concretas y se traducían de manera más fácil en la práctica
actoral. Las obras del Teatro Épico incorporan canciones que hacen hincapié en
el mensaje de la obra que, siendo Brecht influenciado por el marxismo, en
general era uno de carácter social o político. En Canción de Navidad vemos como la obra de Dickens ha sido adaptada a
un musical, pero no un musical que enaltece la emoción, como se ve en musicales
modernos, sino uno que describe la temporalidad y situación del personaje, a la
par que alecciona sobre la naturaleza de la vida de dichos personajes,
incorporando descripciones propias del mismo Dickens (el pobre pecador de
Scrooge) en la letra de las canciones para resaltar rasgos y atributos de la
mentalidad y el estatus del personaje. Sin embargo, la técnica que distanciaría
definitivamente el teatro de Brecht de los demás, especialmente del teatro
clásico aristotélico, sería la alienación, el Verfremdungseffekt, lo que veremos a continuación.
2. Efecto
distanciamiento/alienación (Verfremdungseffekt)
La idea del teatro clásico era, generalmente,
la misma: plasmar una realidad ficticia de tal forma que, para la audiencia, la
ficción se convirtiera en realidad. Incluso el mismo Artaud intenta incorporar
al público en el mundo de la obra, convertirlo un personaje dentro del todo
representando. Brecht estaría fundamentalmente en contra de ello. Para Brecht,
la obra tenía la labor de recordarle al público en cada oportunidad que tuviese
que la audiencia estaba allí sólo para ver una obra de teatro, una realidad de
la que ellos no forman parte y que no se rige por las mismas normas que
gobiernan nuestro mundo. Para Brecht, el teatro realista es una droga que
pacifica a la audiencia y le atonta. Las obras de Brecht eran didácticas y
tenían la intención de enseñar o instruir a la audiencia, en lo que él llamaría
el Lehrstück, la Obra de Aprendizaje.
Para
alcanzar lo que Brecht llama la alienación o el distanciamiento se emplean
diversas técnicas que rompen paradigmas clásicos teatrales. Por ejemplo: en el
teatro brechtiano son los mismos personajes, frente a la mirada del público,
quienes modifican la escenografía, y lo hacen de modo claro y abierto. Esto se
observa en diversas ocasiones durante la obra, cuando el narrador (otra figura
clásica brechtiana), Fred, acomoda la utilería y en algunos casos hasta les da
nuevo propósito. En cuanto a los actores, la alienación se alcanzaba con el uso
de un narrador que se hallaba en un acto constante de ruptura de la cuarta
pared, es decir, se dirige directamente a la audiencia en todo momento. Fred es
el narrador brechtiano en Canción de
Navidad, siempre guiando al público a través de los sucesos de la obra y,
al mismo tiempo, recordándonos indirectamente que estamos viendo una obra de
teatro.
En el teatro épico de Brecht frecuenta también
el uso de máscaras y marionetas que distancian aún más a la audiencia de lo que
se representa. Un ejemplo claro del uso de las marionetas como elemento
alienante en Canción de Navidad
podemos verlo en la cena de navidad de la familia Cratchit: a pesar de que Bob
y sus hijos Tim y Martha son actores reales, el resto de su familia son
marionetas del tamaño de personas; esto crea un marcado contraste entre los
personajes en escena, entre unos actores de carne y hueso y otros actores de
madera, cuyas voces provienen de los altoparlantes de la sala y nos recuerdan,
en todo momento, de que no estamos ante una escena de la cotidianidad, sino
ante algo que la trasciende y nos es ajeno.
3. Escenografía y
Caracterización
Los escenarios del Teatro Épico suelen ser
inexistentes o fragmentado, con piezas de utilería que se utilizan para
representar escenarios mucho más grandes. En
Canción de Navidad tenemos el ejemplo de esto en la puerta del edificio de
Marley & Scrooge, que simboliza el edificio entero y el despacho en el que
se encuentra Scrooge, lo mismo que sucede con su cama y su mesa de noche, que
hacen las veces de dormitorio y casa enteros. En ocasiones, una misma pieza de
utilería cumple con diversas funciones, tal y como podemos verlo en la obra con
la puerta y la cama nuevamente: con un simple giro, la puerta de la oficina de
Scrooge se convierte en la puerta de su casa, y dada vuelta su cama, nos
encontramos con que la futura tumba de Scrooge estaba oculta tras la cabecera
de su cama.
Siendo Brecht el marxista que era, la ropa y el
maquillaje de los personajes estaban destinados a plasmar la clase y el estatus
social, no la apariencia común de los personajes. Además, los cambios de
vestuario ocurren frente al público, contribuyendo al Verfremdungseffekt. En la obra lo observamos con Scrooge,
constantemente con saco y chistera, y en los pobres desafortunados que el
espíritu de la navidad presente le mostraba, harapientos y desamparados.
Conforme a esta interpretación del estatus, se aupaba a los actores a no convertirse en el personaje, como lo
pedía el teatro naturalista, sino a representarlo,
por lo que con frecuencia los personajes podían ser más un estereotipo de ellos
mismos, como sucede con la imagen de egoísta y avaro de Scrooge.
Con frecuencia, Brecht optaba por la comedia
como una forma de alejarse o de romper un poco con la trama que se
representaba. Un comentario sarcástico u observación vivaz de parte del
personaje ayudaban a demostrar que se trata de un personaje dentro de una obra,
con una realidad que le es ajena incluso a él. Frases o comentarios con
intención de comedia en Canción de
Navidad existen varias, siempre con el propósito de que la audiencia
recuerde que se encuentra viendo una obra de teatro. Los personajes con frecuencia
expresan en voz alta la decisión que tomaron en pos de otra, en lo que Brecht
llama solucionar el elemento no/pero. Así tenemos como Scrooge anuncia las
decisiones que tomó frente a lo que le muestra el espíritu de las navidades
pasadas y este le recuerda lo que pudo haber sido, recordándole que fueron sus
propias decisiones las que le llevaron a donde está.
Así concluímos con la última entrada del año en nuestro blog, recordando que vivimos en un tiempo en el que todos deberíamos ser capaces de, como Scrooge, admitir que "No sé nada, no sé nada: soy un niño". De parte de todo el equipo de Inglaterra, ¡les deseamos una feliz navidad!
Excelente entrada, en ambos casos, no descuidaría el empleo del guiñol.Bonito.
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