A
continuación, y en preámbulo al estreno de nuestra obra el día de mañana,
presentamos lo que fue nuestra propuesta de dirección para La Importancia de Llamarse Ernesto.
1. Palabra y
tono
El fragmento
de la obra que seleccionamos contiene fragmentos del primer y el segundo acto,
que contienen los elementos centrales del conflicto de la obra, estos son los
dos momentos claves en los que se descubre que no hay tal persona como Ernesto
Worthing. En lo que se refiere a los parlamentos, tratamos en la mayor medida
posible que el lenguaje no resultara fuera de contemporaneidad con la obra, sin
resultar demasiado clásico como para que los personajes parecieran caricaturas
de sí mismos.
2. Espacio,
gesto y mímica
Nuestra
adaptación se desarrolla en dos ambientes, uno en la ciudad y otro en el campo,
que deben emular la dualidad de los dos falsos Ernestos. Es fundamental que hiciéramos
uso entero del espacio que proveen las tablas del teatro UCAB. La acción se
mueve desde la izquierda hacia la derecha, desarrollándose primero en el lado
izquierdo de la izquierda (el sofá de la ciudad) y avanzando hacia el lado
derecho de la derecha (el estudio en el campo). Esto emula la sensación de avance
y, más importante, crea un “efecto espejo” que se relaciona con los dos
caballeros protagonistas, Algernón y Jack, con sus espejos, Ernesto y Bunbury.
Los gestos de
los personajes intentan ser en buena medida naturales, con uno que otro gesto
exagerado para acentuar la naturaleza burlona y satírica que busca la comedia
de Oscar Wilde, especialmente con los personajes de la alta sociedad como
Gundelinda, o los personajes hedonistas (tan frecuentes con Wilde) como
Algernón.
3.
Escenografía y Utilería
El desafío
que planteó tener que utilizar dos escenarios recaía en hacer que estos se
vieran lo suficientemente diferentes entre sí. En la ciudad creamos una sala de
estar completa con dos sillones, una mesita para el té y un perchero,
acompañados de la pitillera que revela el verdadero nombre de Ernesto y cigarrillos
para darle naturalidad a la acción. En el campo tenemos el escritorio de Cecilia,
algunas flores (en donde resalta una rosa sonrosada) y, de nuevo, un perchero,
esta vez cumpliendo con su función y no siendo una pieza estética. En común
para los dos escenarios está una puerta que será utilizada para marcar la
mayoría de las entradas y salidas en escena.
4.
Iluminación
La
iluminación juega un papel estelar en nuestra propuesta. Como hablábamos
anteriormente de los dos ambientes, es por medio de la iluminación que
acrecentamos las diferencias entre ambientes. Mientras se usa uno de los
escenarios, el otro permanece totalmente a oscuras. En la ciudad utilizamos una
iluminación un tanto tenue que cause la sensación de estar bajo techo en un estudio
en una tarde londinense. Por otro lado, en el campo se aumenta la iluminación,
brindando el efecto de que se está en un prado soleado.
5. Vestuario,
peinado y maquillaje
En lo
referente al vestuario, buscamos vestuarios que fueran acordes con la época con
la intención de no componer una representación anacrónica. La vestimenta de
Jack y Algernón demuestra su estatus como personajes acostumbrados a una vida
de comodidad y placeres características del gentleman
de finales del decimonónico británico. Las damas, Gundelinda y Cecilia,
demuestran reflejo de sus personalidades en su vestuario, con Gundelinda vistiendo de
manera elegante y con un maquillaje sobrio, mientras que Cecilia, la chica del
campo, utiliza un vestido más fresco y un maquillaje que muestra su espíritu joven
y alegre. Un reto en el área del maquillaje y el vestuario fue Jack, quien, en
nuestro montaje, está representado por una mujer, situación solventada con un
mostacho y un moño en el cabello (a pesar de ser reconocido Wilde por su
cabellera).
6. Sonido y
musicalización
La musicalización
juega un rol muy secundario en la mayoría de la obra, siendo relegado a una
pieza en allegro de Gernsheim al principio y un interludio entre cambios de
escena de Ernesto Kohler, seleccionado por la música de flauta que evoca el
campo (la pieza se llama Valse des Fleurs),
y, por supuesto, por la relevancia que guarda el nombre del compositor con la
obra. Otros sonidos, como un toque de campana o unos golpes en la puerta,
fueron hechos de manera orgánica, con una campana antigua como parte de la utilería
(de una fecha que precede a la publicación original de la obra) y verdaderos
golpes en la puerta, todo esto para evitar que la obra tuviera un sabor mecánico y tomara un tono más
natural.
De parte del
Grupo de Inglaterra esperamos que la obra les sea de su agrado. Muchas gracias
por acompañarnos Detrás del Telón durante este semestre y de guiarnos para
poder dotar de nueva vida a las palabras de Oscar Wilde, ya que hemos aprendido
tanto de teatro como hemos aprendido de nosotros mismos. Podemos concluir esta
experiencia citando al mismo Stanislavski:
“A menos que el teatro sirva para ennoblecerte, hacerte una mejor persona, debes escapar de él.”
Demasiado vago y descriptivo, esto se notó en escena.
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