miércoles, 4 de febrero de 2015

Propuesta de dirección: La Importancia de Llamarse Ernesto




A continuación, y en preámbulo al estreno de nuestra obra el día de mañana, presentamos lo que fue nuestra propuesta de dirección para La Importancia de Llamarse Ernesto.


1. Palabra y tono
El fragmento de la obra que seleccionamos contiene fragmentos del primer y el segundo acto, que contienen los elementos centrales del conflicto de la obra, estos son los dos momentos claves en los que se descubre que no hay tal persona como Ernesto Worthing. En lo que se refiere a los parlamentos, tratamos en la mayor medida posible que el lenguaje no resultara fuera de contemporaneidad con la obra, sin resultar demasiado clásico como para que los personajes parecieran caricaturas de sí mismos.


2. Espacio, gesto y mímica
Nuestra adaptación se desarrolla en dos ambientes, uno en la ciudad y otro en el campo, que deben emular la dualidad de los dos falsos Ernestos. Es fundamental que hiciéramos uso entero del espacio que proveen las tablas del teatro UCAB. La acción se mueve desde la izquierda hacia la derecha, desarrollándose primero en el lado izquierdo de la izquierda (el sofá de la ciudad) y avanzando hacia el lado derecho de la derecha (el estudio en el campo). Esto emula la sensación de avance y, más importante, crea un “efecto espejo” que se relaciona con los dos caballeros protagonistas, Algernón y Jack, con sus espejos, Ernesto y Bunbury.
Los gestos de los personajes intentan ser en buena medida naturales, con uno que otro gesto exagerado para acentuar la naturaleza burlona y satírica que busca la comedia de Oscar Wilde, especialmente con los personajes de la alta sociedad como Gundelinda, o los personajes hedonistas (tan frecuentes con Wilde) como Algernón.


3. Escenografía y Utilería
El desafío que planteó tener que utilizar dos escenarios recaía en hacer que estos se vieran lo suficientemente diferentes entre sí. En la ciudad creamos una sala de estar completa con dos sillones, una mesita para el té y un perchero, acompañados de la pitillera que revela el verdadero nombre de Ernesto y cigarrillos para darle naturalidad a la acción. En el campo tenemos el escritorio de Cecilia, algunas flores (en donde resalta una rosa sonrosada) y, de nuevo, un perchero, esta vez cumpliendo con su función y no siendo una pieza estética. En común para los dos escenarios está una puerta que será utilizada para marcar la mayoría de las entradas y salidas en escena.


4. Iluminación
La iluminación juega un papel estelar en nuestra propuesta. Como hablábamos anteriormente de los dos ambientes, es por medio de la iluminación que acrecentamos las diferencias entre ambientes. Mientras se usa uno de los escenarios, el otro permanece totalmente a oscuras. En la ciudad utilizamos una iluminación un tanto tenue que cause la sensación de estar bajo techo en un estudio en una tarde londinense. Por otro lado, en el campo se aumenta la iluminación, brindando el efecto de que se está en un prado soleado.


5. Vestuario, peinado y maquillaje
En lo referente al vestuario, buscamos vestuarios que fueran acordes con la época con la intención de no componer una representación anacrónica. La vestimenta de Jack y Algernón demuestra su estatus como personajes acostumbrados a una vida de comodidad y placeres características del gentleman de finales del decimonónico británico. Las damas, Gundelinda y Cecilia, demuestran reflejo de sus personalidades en  su vestuario, con Gundelinda vistiendo de manera elegante y con un maquillaje sobrio, mientras que Cecilia, la chica del campo, utiliza un vestido más fresco y un maquillaje que muestra su espíritu joven y alegre. Un reto en el área del maquillaje y el vestuario fue Jack, quien, en nuestro montaje, está representado por una mujer, situación solventada con un mostacho y un moño en el cabello (a pesar de ser reconocido Wilde por su cabellera).  


6. Sonido y musicalización
La musicalización juega un rol muy secundario en la mayoría de la obra, siendo relegado a una pieza en allegro de Gernsheim al principio y un interludio entre cambios de escena de Ernesto Kohler, seleccionado por la música de flauta que evoca el campo (la pieza se llama Valse des Fleurs), y, por supuesto, por la relevancia que guarda el nombre del compositor con la obra. Otros sonidos, como un toque de campana o unos golpes en la puerta, fueron hechos de manera orgánica, con una campana antigua como parte de la utilería (de una fecha que precede a la publicación original de la obra) y verdaderos golpes en la puerta, todo esto para evitar que la obra tuviera un sabor mecánico y tomara un tono más natural.



De parte del Grupo de Inglaterra esperamos que la obra les sea de su agrado. Muchas gracias por acompañarnos Detrás del Telón durante este semestre y de guiarnos para poder dotar de nueva vida a las palabras de Oscar Wilde, ya que hemos aprendido tanto de teatro como hemos aprendido de nosotros mismos. Podemos concluir esta experiencia citando al mismo Stanislavski:
“A menos que el teatro sirva para ennoblecerte, hacerte una mejor persona, debes escapar de él.”

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