Asia y el Lejano Oriente es una obra original del escritor venezolano Isaac Chocrón cuya creación ha sido adaptada y puesta en escena por Javier Vidal, quien aparece bajo la figura de director para integrar un conjunto de elementos bajo un esquema actual que ofrecen coherencia al espectador.
Se trata de cómo los ciudadanos cansados de lo mismo buscan vender su país a una entidad extranjera. Al término de la venta, las ganancias serían repartidas en partes iguales entre todos los ciudadanos. Se señala que la idea de venta surgió de una oficina del gobierno. Básicamente es una pieza repleta de humor negro que plasma el día a día de los venezolanos.
Ahora bien, hablaremos de la dirección plástica y a la dirección estética de la obra. Se entiende por dirección plástica aquello que involucra la escenografía, iluminación, vestuario, maquillaje, musicalización; y la dirección expresiva como todo aquello que incluye la interpretación de los actores, junto a la escogenda y la adaptación de la pieza.
La dirección plástica de la obra refleja sencillez en su totalidad. En la escenografía nos encontramos con un escenario prácticamente vacío, con algunos percheros, barras de estiramiento y todos los telones del escenario bien recogidos. La iluminación cumple una función importante en aquellos actos en donde se busca enfocar las distintas facetas de cada uno de los personajes, para mostrar al espectador un momento misterioso o simplemente oscuro. En relación con el vestuario de los personajes, es negro casi en su totalidad, pero a medida que transcurre la obra a este se le van agregando ciertos accesorios (dependiendo de los personajes que a los actores les toque representar por ejemplo: los motorizados, los 'ilustres', los actores); las mujeres utilizaban una malla negra con shorts o faldas del mismo color y los hombres pantalones y camisa con tirantes; los zapatos eran iguales para todos en un estilo clásico de los años sesenta blanco y negro. El maquillaje se centraba en los ojos, bien marcados y con colores oscuros; en las mujeres con sombras negras, piel muy natural y labios de color rojo intenso; en los hombres con ojos delineados y otros con sombra negra en todo su parpado, como una especie de estilo gótico; el maquillaje más exagerado lo tenía el personaje de “Titi”. La musicalización es el aspecto más importante. Dicha puesta en escena consiste en un musical con canciones de distintos géneros relacionadas con el tema abordado e interpretadas por los mismos actores.
En la dirección expresiva, Vidal adaptó la pieza en un musical donde diez actores, cinco mujeres y cinco hombres (Mati- Julie Restifo, Pepe- Gonzalo Velutini, Bella- Gladys Seco, Goyo- Gerardo Soto, Ana- Fabiola Arace, Titi- Natalia Roman, Beba- Marla flores, Bobo- Fernando Azpúrua, Rubi- Jan Vidal y Ángel- Oswaldo Maccio) se dan cita en un escenario para contar y cantar una fábula sobre un país llamado “Asia y el lejano Oriente” cuyo relato escénico es contado a ritmo de 16 géneros musicales: salsa, bachata, tango, rap, boleros, etc. Estos diez actores cantan y bailan logrando que la venta de un país se convierta en una comedia musical divertida, ligera, emotiva y muy irreverente. Logrando salir de la típica monotonía de los clásicos musicales, además cada actor desarrolló sus características a la perfección. Se puede resaltar la actuación de Natalia Román, quien representaba el papel de “Titi”, un personaje que desde el principio utiliza su sensualidad para afrontar las distintas situaciones del diario vivir. Gonzalo Velutini como “Pepe” y Oswaldo Maccio como “Ángel” también merecen reconocimiento.
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